DIETA PARA LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA
La lactosa es el azúcar característico de la leche de los mamíferos y está compuesta por dos monosacáridos unidos entre sí, la galactosa y la glucosa. En nuestro intestino hay una enzima, la lactasa, encargada de hacer que la lactosa de descomponga en galactosa y en fructosa. Si se diagnostica un déficit de lactasa, la dieta para la intolerancia a la lactosa es la opción puesto que no tenemos la enzima necesaria para el correcto metabolismo de este azúcar. Sin lactasa no se puede descomponer la lactosa en estos azúcares sencillos y absorberse, apareciendo molestias intestinales y malestar en la persona.
Causas y tipos de la intolerancia a la lactosa
El 70% de la población adulta mundial presenta hipoabsorción de lactosa y en el sur de Europa afecta a más de un 30% de la población.
El déficit de lactasa ocasiona intolerancia a la lactosa con diferentes causas:
- Primarias. Es el tipo más frecuente. Se desarrolla en personas que alguna vez fueron capaces de digerir la lactosa con normalidad. Casi todos los bebés producen suficiente lactasa para digerir completamente la lactosa que se encuentra en la leche materna y en las fórmulas para bebés. Pero tras el destete, la actividad de la enzima lactasa disminuye hasta un 10% del valor neonatal. En niños con menos de 6 años no es frecuente la intolerancia a la lactosa. La mayoría de las personas con intolerancia a la lactosa primaria puede consumir cierta cantidad de productos lácteos sin presentar síntomas.
- Secundaria. Este tipo es consecuencia de una enfermedad o lesión en la mucosa intestinal. Ocurre por ejemplo tras una diarrea, un tratamiento con antibióticos, un tratamiento con quimioterapia o como consecuencia de alguna enfermedad inflamatoria intestinal o una celiaquía. En estos casos la intolerancia mejora cuando se trata la enfermedad que la ha ocasionado, mejorando o bien desapareciendo.
- Congénita. Los bebés nacen con trastornos congénitos muy poco frecuentes y en este caso no producen nada de lactasa.
¿Qué siento si soy intolerante a la lactosa?
Unos 30 minutos después de tomar un alimento con lactosa, la persona siente dolor de barriga, retortijones, deposiciones blandas, gases o “diarreas explosivas”.
Como os contaba antes, hay diferentes causas que originan la intolerancia a la lactosa e igualmente nos encontramos grados distintos de intolerancia. Hay personas que al consumir una pequeñísima cantidad de lactosa presentan los síntomas y otras pueden consumir alimentos con lactosa y no les afecta tanto.
¿Cómo me diagnostican la intolerancia a la lactosa?
Se pueden realizar dos pruebas para determinar si hay intolerancia a la lactosa:
- Prueba del hidrógeno espirado, en la que se administra al paciente en ayunas una dosis determinada de lactosa y pasado un tiempo se mide el hidrógeno presente en el aire que espira. En caso de no digerirse la lactosa en el intestino delgado, seguirá su camino hacia el colon, donde fermenta, por la acción microbiana, convirtiéndose en ácidos grasos de cadena corta, hidrógeno y dióxido de carbono. El hidrógeno pasa a la circulación sanguínea y se elimina por los pulmones. La medición confirma unas concentraciones de hidrógeno aumentada en el aire espirado unos 60-90 min después de ingerir la lactosa.
- Prueba de tolerancia a la lactosa en la que se administra una dosis de lactosa. Si se tiene suficiente lactasa, la lactosa se descompone bien en glucosa y galactosa, al pasar la primera a la sangre la cifra de glucosa en sangre (glucemia) aumentará. Si no se tolera la lactosa no se puede descomponer, la glucemia no aumentará pues la lactosa no se absorbe, llegando al colon y apareciendo síntomas gastrointestinales.
Dieta para la intolerancia a la lactosa
La dieta para la intolerancia a la lactosa se basa en un tratamiento con modificaciones dietéticas y nutricionales acompañadas de educación nutricional para reducir el consumo de alimentos con lactosa.
Hay preparados comerciales de lactasa que se compran en las farmacias pero es fundamental la educación nutricional para poder llevar una buena alimentación, sin carencias. La lectura de etiquetas en alimentos y fármacos es necesaria para conocer ingredientes y aditivos.
La mayoría de las personas con intolerancia a la lactosa pueden consumir cierta cantidad sin síntomas importantes, más si son lácteos fermentados. Los lácteos fermentados, como yogures y quesos curados, se toleran mejor pues su contenido en lactosa es bajo. Se sabe que la salud del colon se relaciona con la tolerancia a la lactosa. Mientras más sano está nuestro colon mejor nos encontraremos.
Recordad, si necesitáis una dieta sin lactosa os podemos ayudar.