MILAGROS PARA ADELGAZAR
En nuestra sociedad hay una continua preocupación por el peso, cuando esto ocurre, y pensando que hay que bajarlo, hay personas que buscan milagros para adelgazar. Una vez más siento decir que no existen los milagros para adelgazar. Lo que sí hay son muchas “dietas milagrosas” ofrecidas a través de revistas de moda, de programas de televisión, de presentadores, de personas “famosas”, de anuncios de radio… y en todas ellas se nos ofrece un final feliz con pérdida de peso. Son dietas milagro muy bien adornadas, con justificaciones en absoluto probadas, ciertas o con evidencias científicas. Venden perder peso sin esfuerzo, sentados en el sillón, con el mando a distancia de la tele en la mano y para siempre.
Estas “dietas milagro”, frecuentemente, son fruto de la búsqueda de beneficios económicos más que de la promoción de una alimentación sana y equilibrada y son prescritas por personas sin conocimientos científicos ni profesionales en el campo de la nutrición. No promocionan ni la salud ni la prevención de patologías, y para nada la educación de hábitos de vida saludables que incluyan alejarnos del sedentarismo y disfrutar de una alimentación, variada, equilibrada, sabrosa, adaptada, personificada y sostenible, por ejemplo.
Hay muchos tipos diferentes de dietas milagro, aquí encontráis algunas. Pueden ser hipocalóricas desequilibradas, disociadas, excluyentes… Muchas inducen una restricción de kilocalorías muy importante con resultados de déficits de vitaminas y minerales, alteraciones metabólicas y a una monotonía alimentaria que las hace imposibles de seguir además de suponer un riesgo grave para la salud.
¿Cómo reconocer una “dieta milagro”?
Esto son algunos de los puntos que nos aclaran al respecto en AECOSAN:
– La promesa de pérdida de peso rápida: más de 5 kg por mes.
– Se puede llevar sin esfuerzo.
– Anunciar que son completamente seguras, sin riesgos para la salud.
Este son las 5 dietas top para adelgazar traídas por personajes famosos y denunciadas en la Asociación Británica de Dietética (BDA).
Cuando una persona está preocupada por su peso lo mejor es acudir a su nutricionista, su dietista-nutricionista y no jugársela. Nos aclarará si realmente hemos de cambiar nuestra alimentación, nuestros hábitos de vida. Nos estudiará a fondo y profesionalmente para establecer, mediante criterios científicos, el abordaje de cada situación en particular. Y de lo que podéis estar seguros es que no os abrirá un cajón y os dará una dieta “estándar”, os aclarará las dudas y si es necesario os derivará a otros profesionales de salud para que también participen en el tratamiento si lo necesitáis.
Cuando hablamos de adelgazar (a mi me gusta hablar de “aprender a comer con salud para bajar de peso cuidándome”) no se trata de subirnos a la báscula y ver cómo las cifras bajan. Si estamos hablando de sobrepeso u obesidad estamos haciendo referencia a un aumento de masa grasa, no de agua o masa muscular. El objetivo es bajar la masa grasa, aprendiento hábitos de vida y alimentación saludables.
El dietista-nutricionista que nos guía nos ayudará a marcar unos objetivos realistas, alcanzables, que no nos frustren y hagan que tiremos la toalla. Pensad que lo que a veces puede parecer una pérdida insignificante, es un gran logro y pérdidas de un 10% del peso inicial redunda positivamente sobre la salud.
Para bajar de peso, si es preciso, necesitamos una receta que a veces perdemos… y en la que van escritos términos como “olvida el fantasma del peso ideal, se constante, come sano, muévete y disfruta”.
Si me necesitáis como dietista-nutricionista ya sabéis donde encontrarme.