Como os he contado alguna vez, llevo ya dos años impartiendo clases de Higiene de Manos, en el Hospital Regional Universitario Carlos Haya (H.Carlos Haya, H.Materno-Infantil y H.Civil), 18 ediciones no más ni menos.
El caso es que en este post me apetecía aunar la importancia de la higiene correcta de las manos y el caso concreto de los manipuladores de alimentos.
Cuando llevamos a cabo ciertas actividades, tanto en el ámbito sanitario como en el de los alimentos, necesitamos que nuestras manos estén correctamente higienizada, y esto lo vamos a lograr llevando a la práctica una serie de medidas sencillas como es la higiene de manos con agua y jabón (si están visiblemente sucias o por ejemplo hemos ido al aseo) o mediante el uso de soluciones hidroalcohólicas, con las que en tan solo 20 segundos podemos eliminar microorganismos de nuestras manos de forma segura.
A menudo se tiende a sustituir la higiene de nuestras manos por un par de guantes, con lo que estamos cometiendo un tremendo error. Además, si estos son de látex hemos de recordar que hay muchos personas alérgicas a este producto y tendremos que tomar ciertas precauciones.
Si manipulamos alimentos con guantes de látex, las proteínas del látex pueden migrar a los alimentos manipulados con ellos y causar reacciones alérgicas, incluso shocks anafilácticos a personas sensibilizadas al látex que lo ingieran.
Hemos de ser conscientes del peligro que supone, para las personas alérgicas al látex, que el manipulador de alimentos, en algún punto de la cadena alimentaria, haya tocado con los guantes el alimento que luego se ingerirá. El peligro está en que hay un alérgeno en el alimento, oculto en él, y cuando la persona sensibilizada al látex lo ingiera va a desencadenar una respuesta alérgica, PELIGROSA.
Hay un vacío legal en relación al uso de guantes en manipulación de alimentos, pues en la actualidad ni se tiene en cuenta el material del que deben estar hechos los guantes para manipularlos, ni se habla del uso de estos… menos se considera el peligro de la migración de proteínas del látex a los alimentos… (Reglamento (CE) nº 852/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo de 29 de abril de 2004 relativo a la higiene de los productos alimenticios; Real Decreto 202/2000, de 11 de febrero, por el que se establecen las normas relativas a los manipuladores de alimentos; y Directiva 89/109/CEE del Consejo de 21 de diciembre de 1988 relativa a la aproximación de las legislaciones de los Estados Miembros sobre los materiales y objetos destinados a entrar en contacto con productos alimenticios.)
Es cierto que el uso de guantes es necesario en muchas circunstancias… pero no siempre es así. Lo que se recomienda en caso de hacer uso de ellos es:
Preparar las manos para su colocación: limpias previamente, secas e hidratadas. Sin anillos, joyas, uñas largas, uñas pintadas… Nunca los guantes sustituyen a la higiene de manos, que se realizará tantas veces como sea necesario.
Para cada preparación y actividad usaremos unos guantes diferentes, y en ese cambio lavaremos nuestras manos.
Que sean de colores llamativos, para que si caen en el alimento, se diferencien de él y podamos estar alerta.
Las alergias hay que prevenirlas y… nunca mejor dicho, la del látex, está en nuestras manos…
Estudié la Diplomatura de Nutrición Humana y Dietética en la Universidad de Granada y tuve la suerte de ser alumna de la Dra. Fátima Olea, Catedrática de Nutrición y Bromatología, me impartía las clases de Toxicología Alimentaria. Profesor de la asignatura de Alimentación y Cáncer, era Nicolás Olea, Catedrático de Radiología y Medicina Física. Ambos eminencias y dos personas excelentes, que me enseñaron mucho. En mis clases siempre hablo de ellos como referentes en los temas de disruptores endocrinos, cáncer y alimentación. Llevan años investigando y poniendo en aviso a los gobiernos con sus investigaciones. Y continúan haciéndolo, por fortuna para todos nosotros.
Lo primero es entender qué son los disruptores endocrinos, sustancias químicas que suplantan a las hormonas naturales en su funcionamiento, trastornando los procesos normales de reproducción y desarrollo. Se les llaman también xenoestrógenos o xenobióticos, y su acción tienen repercusiones negativas sobre el equilibrio en el balance de estrógenos, andrógenos y progestágenos.
En principio, los disruptores hormonales a los que un individuo está expuesto, pueden ser:
1) Hormonas naturales contenidos en carnes y otros derivados animales. 2) Hormonas sintéticas introducidos en el hombre por las mismas vías que los naturales, y utilizados en ganadería, incluso anabolizantes, utilizados por humanos. 3) Estrógenos naturales de origen no animal, como los fitoestrógenos. 4) Sustancias químicas de muy diverso origen y estructura contaminantes del medioambiente y los alimentos.
En los años 60 Carson en “Primavera silenciosa”, un clásico contra los plaguicidas sintéticos y la prepotencia humana, advirtió que ciertos productos químicos se habían difundido por todo el planeta y estaban afectando al equilibrio entre las especies “nuestro destino está conectado con los animales”.
La exposición a disruptores endocrinos (DE) a la que estamos sometidos es un hecho demostrado. Se han estudiado numerosos compuestos químicos mimetizadores hormonales caracterizados por su lipofilidad (preferencia por tejidos grasos) y bioacumulación (no son eliminados por el organismo y perduran en él). Es cierto que las cifras de hormonas circulantes van a estar influenciadas por factores como la edad, sexo o incluso variar según el momento de la determinación en nuestro cuerpo, pero comparándolo con lo que se considera normal, los DE nos afectan y se relacionan en numerosos estudios de estos profesores y sus doctorandos, con enfermedades como el cáncer, problemas de reproducción, neurotóxicos e inmunológicos. No es que nos enfermen directamente, pero alteran el equilibrio hormonal y esto es lo que nos puede conducir a la enfermedad.
Como ejemplos de sustancias químicas que se comportan en nuestro cuerpo como los estrógenos naturales, equivocándolo y llevándolo a resultados no deseados, tenemos: 1) plaguicidas organoclorados ( DDT, dieldrín, clordecona, endosulfán y toxafeno) 2) PCBs 3) agentes tensoactivos 4) ftalatos 5) monómeros plásticos ( policarbonato, metacrilato, rexinas epoxi) Las fotos siguientes hay un resumen de los compuestos listados en el censo europeo de DE, en los que concurren, además de su presunción como DE (en las categorías 1 a 3), una producción industrial significativa (> 1.000 Tm/año) o una importante persistencia medioambiental. Estos tres aspectos han servido para clasificar los DE en los grupos I a III, que servirán para establecer prioridades a la hora de diseñar medidas preventivas de la exposición.
Perspectivas en disrupción endocrina. Gac Sanit, Jun 2002, vol.16, no.3, p.650-656
Y en esta otra imagen vemos DE relacionados con alteraciones del tracto urogenital masculino (criptorquidia e hipospadias, concretamente).
Fernández MF et al. Exposición a disruptores endocrinos y alteraciones del tracto urogenital masculino (criptorquidia e hipospadias) Gac Sanit. 2007;21(6):500-14
Todas estas sustancias químicas las encontramos en objetos de uso cotidiano, desde botellas de plástico, tuppers, cables, móviles, teflón en sartenes antiadherentes, gore-tex… pero ¿Y los ftalatos? Os cuento, que estos ftalatos se usan como suavizantes del plástico, pues ayudan a moldear y suavizar objetos que lo contiene. Desde el punto de vista de la alimentación quiero pararme aquí puesto que esta sustancia química está presente en biberones y tetinas con lo que el resultado es tremendo en niños que están creciendo. Estudios en animales expuestos a Ftalatos los relacionan con defectos de nacimiento, trastornos hormonales y cáncer. Algunos de los efectos perjudiciales para la salud de los Ftalatos son: pubertad precoz en las niñas, partos prematuros, infertilidad masculina y defectos de genitales.
Además los Ftalatos pueden atravesar la placenta en la mujer embarazada, con lo cual el feto queda expuesto a sus peligros. Si la madre está en contacto con ellos (están en lacas de uñas, aerosoles, perfumes… ) y muy responsablemente, le da el pecho al bebé, resulta que se los pasa a través de la leche materna. Os pongo un enlace de la AESAN. Podéis buscar la sustancia química que os interese. http://www.aesan.msc.es/AESAN/web/cadena_alimentaria/subdetalle/BisfenolA.shtml Recordando lo que mis profesores decían, es hora de actuar, se ha investigado mucho sobre este tema, se sigue haciendo y los resultados vuelven a confirmarse. Hablamos de sustancias que tienen unas repercusiones muy negativas sobre nuestra salud y la del mundo en el que vivimos. ¿A qué estamos esperando? ¿Qué ocurre con el principio de precaución?… o es que “¿ hay más gente viviendo de los problemas que de la búsqueda de soluciones?” en palabras del Dr. Olea. Os dejo este interesante video By lacajadepandora.org, del I congreso de Alimentación Consciente en Marzo 2011, Barcelona. Es largo pero de verdad que merece la pena.
Pesticidas, detergentes, plásticos y otras hormonas, Dr. NICOLÁS OLEA
Durante la pubertad, comienzan los cambios que determinan una diferenciación física, y fisiológica, entre el organismo del hombre y de la mujer.
En la adolescencia los chicos, comienzan a producir mayores cantidades de hormonas masculinas lo que ayuda a un mayor desarrollo muscular. Sobre los 19 años aumenta su ingesta, aproximadamente un 20 %, comparándolo con lo que ingería cuando era un niño de 10 años. Pero llama la atención que no engorde proporcionalmente a este aumento de ingesta. Esto se debe a que esas calorías le proporcionan la energía necesaria para el desarrollo de su aparato muscular.
En el caso de las chicas, cuando llegan a la pubertad, su crecimiento para, o se hace muy lento, y requiere por lo tanto un menor aporte energético. Una chica de 19 años viene a comer un 12 % menos de lo que comía a los 10 años, pero sus reservas grasas aumentan. Igual que ocurría en el caso del chico, esto está determinado por las hormonas sexuales femeninas, que tratan de asegurar reservas grasas para una posible gestación.
Si nos fijamos en el porcentaje de grasa corporal en la infancia, no encontramos diferencias significativas según el sexo. Si comparamos en la etapa puberal, sí hay diferencias significativas: mientras que en la chica se sitúa en un 28%, en los chicos ronda el 15%.
Pretty Little Liars
La reducción de la ingesta alimentaria (la cantidad de comida ingerida a lo largo del día), que ocurre en las chicas adolescentes es un fenómeno espontáneo, normal (no me estoy refiriendo a disminuciones de ingestas drásticas o patológicas) y fisiológico, como lo es el aumento de su porcentaje de grasa corporal. Está genéticamente determinado y es regulado a través de mecanismos fisiológicos muy complejos, cuyo funcionamiento sólo podemos modificar levemente si no queremos alterar el estado de salud. Estos mecanismos dan lugar a funciones que influyen positivamente en el bienestar y el desarrollo del individuo, y esta sería una de las razones por las que las dietas de adelgazamiento a estas edades no son recomendadas y, en caso de prescribirse han de vigilarse muy de cerca por profesionales experimentados, y además haberle explicado a los familiares, todas estas circunstancias, para que participen así mismo en el proceso de salud de la chica o el chico.
Los cambios hormonales de la pubertad, determinan también la localización de los depósitos grasos, que serán diferentes según el sexo.
Con frecuencia, en nuestro entorno, se enfatiza sobre la necesidad de obtener una “figura ideal”, totalmente alejada de la salud, la fisiología y la genética.
Si es en la adolescencia cuando se trata de luchar de forma “peligrosa” contra algo totalmente fisiológico, pueden aparecer trastornos de la conducta alimentaria y patologías relacionadas.
La adolescencia es una etapa de adaptación y acercamiento a la edad adulta, hay que remarcar hábitos de alimentación y vida saludables instaurados en la infancia.
La Diabetes Mellitus es una enfermedad crónica, endocrina o metabólica, que se caracteriza por la elevación de las cifras de glucosa en sangre (hiperglucemia).
Esto es consecuencia de la alteración en la acción de la hormona insulina, que se encuentra en estos pacientes en menor cantidad o desaparece totalmente. Sin insulina, hormona que actúa a modo de «llave» para que entre en la célula la glucosa, nuestro cuerpo no puede regular de forma autónoma las cifras de glucemia, apareciendo una serie de manifestaciones clínicas que nos alertan de la enfermedad y, lo que es peor, de complicaciones a corto-medio plazo si no se trata, pues nuestro cuerpo necesita usar y metabolizar esta glucosa, lo cual no es posible sin la insulina.
Una de las claves básicas en el tratamiento y control de la Diabetes Mellitus es el manejo dietético-nutricional. El diabético ha de conocer qué comer, cuándo, cuánto, cómo… Es un proceso crónico de modo que ha de interiorizarse para llegar a ser plenamente autónomo e independiente.
Por supuesto que no todo está perdido. Hay que informar a padres, profesores y educadores, pero no sólo desde la perspectiva de la enfermedad y su sintomatología, sino desde el punto de vista de la necesidad de crear una autoestima adecuada, y del abandono de ideas que, promovidas por los medios de comunicación, llevan a concluir que la mujer del siglo XXI debe ser físicamente «perfecta».
Las comidas que antes se realizaban en el seno de la familia, hoy en día se llevan a cabo en lugares de trabajo, colegios y fuera de casa en general, no existiendo control sobre la ingesta que realizan niños y adolescentes.
Se proponen distintas estrategias:
1. Expresión de sentimientos negativos: En el ámbito familiar y social. Debe ser una comunicación donde la expresión de sentimientos negativos no provoque el rechazo ni deteriore las relaciones familiares e interpersonales. Donde se omita la crítica destructiva, y la carga de intencionalidad.
2. Fortalecimiento de la autoestima: Es conveniente adiestrar a los padres en el fortalecimiento de la autoestima de sus hijos, en la medida en que la baja autoestima es un factor de riesgo para el desarrollo de TCA, tratando de magnificar el alcance de pequeñas o grandes metas, y de minimizar los errores o fracasos.
3. Escucha activa: Fomentar la escucha y la tolerancia, haciéndolas compatibles con normas educativas consistentes, sin hacer Hincapié únicamente en lo negativo, con normas coercitivas y punitivas. Hay que prestar atención a las situaciones de estrés, problemas que no se han podido afrontar, conflictos en la familia, un fracaso amoroso o un incidente con los compañeros, ya que es posible que piensen que esto no habría ocurrido si su cuerpo fuera de otro modo.
4. Apoyo familiar: Si el adolescente se siente apoyado por sus padres y tiene asertividad suficiente, solucionará con más éxito los problemas que le surjan durante su socialización. Los miedos de origen evolutivo entre los que se encontraría el miedo al rechazo social aparecen al inicio de la adolescencia, pudiendo ser consecuencia de un aspecto físico que no se ajusta al ideal. Estos miedos se atenúan si se cuenta con un ambiente familiar atento a las necesidades de los hijos, positivo, que proporcione seguridad, consejo y apoyo sin caer en la sobreprotección.
5. Mayor implicación en la educación alimentaria: Se propone una mayor implicación de los padres en el control/educación alimentaria. Para ello es recomendable que al menos se efectúe una comida al día en familia intentando que la experiencia sea agradablemente percibida por los hijos, mediante la creación de un clima distendido y cordial.
6. Factores de vulnerabilidad: Los padres tienen que ser conocedores de los factores de vulnerabilidad de los trastornos alimentarios. De esta forma serán capaces de adelantarse informando a sus hijos sobre la naturaleza y los peligros de los prejuicios contra las diferentes constituciones corporales, informando sobre lo inadecuado de los mensajes críticos para con la obesidad emitidos por los medios de comunicación. Es fundamental evitar la colaboración con este tipo de mensajes, no propiciando la adopción de dietas salvo prescripción del médico o del dietista-nutricionista, y bajo el seguimiento por parte de estos profesionales. Además hay que decir que a los adolescentes no se les suele poner a dieta para adelgazar, si es necesario se les educa mediante recomendaciones sobre alimentación saludable, dada la peligrosidad de realizarlas en esta edad.
Los requisitos que la Asociación Americana de Psiquiatría estableca para un diagnóstico de ANOREXIA incluyen:
1) Rechazo a mantener un peso corporal normal (pérdida de peso para mantenerlo por debajo del 15% respecto al fisiológico o incapacidad de mantener un peso suficiente para la aparición de la menarquía o primera menstruación).
2) Temor intenso a ganar peso o a ser gruesos aunque se tenga un peso inferior al normal.
3) Distorsión en la manera de percibir el peso, la forma o el tamaño del cuerpo.
4) En las mujeres amenorrea, desaparición de la menstruación.
No todo está perdido y por ello hemos de estar alerta, conociendo los signos, síntomas, las conductas y problemas que afectan a quienes lo padecen para poder tratarlas rápidamente.
Conductas características:
· Realizar dietas muy severas: comer extremadamente poco, evitando ciertos alimentos por considerarlos «prohibidos».
· Rituales obsesivos en la alimentación:
o desmenuzar los alimentos en porciones excesivamente pequeñas, saboreándolos lentamente, para finalmente haber ingerido una escasa cantidad en el mismo lapso de tiempo asignado a la comida.
o preparar comida para otras personas con el objeto de «llenarse visualmente»
o controlar permanentemente las calorías ingeridas (memorizar las cal. de cada alimento según tablas, escudriñar los envases, utilizar calculadora, llevar agenda calórica)
· Evitar concurrir a reuniones donde pueda verse obligado a comer, recurriendo a todo tipo de excusas, a veces ridículas.
· Actividad física excesiva.
· Esconder su cuerpo bajo ropa muy holgada, evitando trajes de baño, y es que se ven gordas..
· Usar colores oscuros en la vestimenta, para parecer más delgada.
· Abuso de edulcorantes.
· Pesarse varias veces al día, desnudo y con balanzas exactas. Tener balanza propia, comparando con otras.
· Puede haber episodios de ingestas compulsivas de comida (atracones) y luego se recurre a conductas compensatorias como vómito provocado o uso de diuréticos y/o laxantes para eliminar lo ingerido. En este caso en particular se habla de Anorexia Nerviosa de tipo «Bulímico» o «Bulimarexia». Si el paciente nunca tuvo episodios de este tipo, se habla de Anorexia Nerviosa de tipo «Restrictivo».
· Ayunar periódicamente, en ocasiones durante varios días.
· Constante preocupación acerca de la comida. Discurso monotemático; las conversaciones giran alrededor de ciertos temas recurrentes: las calorías, el peso, las dietas.
· Contemplarse a sí mismo en toda circunstancia en que se halle frente a un espejo, vidrio o cualquier superficie que refleje su imagen. Análisis exhaustivo de las formas corporales, les obsesiona la cintura y la barriga.
Signos Fisiológicos Corporales – Síntomas:
· Disminución de peso significativa con atrofia muscular y prominencias óseas (ej.: costillas y escápulas visibles).
· Excesiva sensibilidad al frío.
· Piel pálido-amarillenta, reseca. Puede haber acné y pérdida significativa del cabello, debido a anemia y trastornos hormonales.
La Anorexia es una enfermedad seria, un del Comportamiento Alimentario, TCA. Existe desde antiguo, desconociéndose su prevalencia hasta hace relativamente poco tiempo, con distintas connotaciones entre las que destaca la religiosidad y el misticismo.
Santa Liberata (Santa Wilgefortis), hija del rey de Portugal, es considerada santa patrona de las mujeres que desean verse libres de casamientos conveniados, tras haber renunciado a su cuerpo de mujer, afeándose, adelgazando en extremo y cubriéndose de vello, tras férrea y persistente restricción alimentaria como rechazo por haber sido obligada a contraer matrimonio con el rey moro de Sicilia. Ello la llevó a ser crucificada por su padre y después canonizada.
Probablemente Sor Juana Inés de la Cruz, poetisa española del siglo de oro, autora de obra de contenido religioso, fue anoréxica restrictiva. Santa Catalina de Siena, nacida en 1347, refiere ya a los siete años su primera visión de Jesús y al mismo tiempo comienza a rechazar la comida, se impone penitencias, renuncia al mundo, y en la adolescencia ya sólo se alimenta de hierbas y algo de pan. Las hierbas con toda probabilidad serían laxantes para purgarse, al igual que la caña que utilizaba para producirse el vómito, precedido a veces de atracones. Llegó a ser consejera del papa Gregorio XI en Avignon. Tras fracasar en sus intentos para impedir que se consumase el Cisma de la Iglesia Católica, dejo de alimentarse y muere al poco tiempo.
Hace 25 anos, en los Servicios de Psiquiatría se presentaban en sesiones clínicas casos de Anorexia Nerviosa como rarezas clínicas para la mejor formación de los médicos residentes. En la última década la prevalencia de TCA se ha disparado hasta el punto de constituir una auténtica epidemia.
La mayoría de anorexias que se diagnostican hoy día son chicas adolescentes ( y cada vez más chicos) muy influidas por una sociedad que prima en exceso la belleza y la imagen, partícipes de una civilización consumista, despilfarradora y superficial, en la que otros valores se transmiten machaconamente en medios de comunicación con un enorme poder, como la televisión o las revistas de moda. En nuestra sociedad occidental, la estructura familiar y sus tradiciones tienen un escaso poder contenedor frente a la insistencia subliminal y abierta de mensajes que identifican «cuerpo diez» con felicidad.
Ante la epidemia de trastornos alimentarios que padecemos, deberíamos ser muy críticos con el modelo de sociedad que hemos creado y padecen nuestras adolescentes.
Deberíamos preguntarnos ¿Qué tasa de prevalencia cabe esperar de Anorexia o Bulimia en los países subdesarrollados que padecen hambre endémica? ¿En caso de detectarse casos, qué interpretación cabría hacer de su causalidad?